En la luz del rocío, siento la brisa,
bailando entre las sombras, suave sonrisa.
En las olas se mece mi canción callada,
guajira de mis sueńos, viento que no acaba.
Cada estrella brilla con su resplandor,
como el fuego ardiente del primer amor.
Por la noche, las palmas susurran mi pena,
un secreto escondido en la piel de la arena.
Bajo la luna llena, sigo el ritmo,
mi corazón late con el arte del destino.
Las memorias flotan como hojas en el mar,
humedeciendo mis pasos, cantando al despertar.
Oh, marea que arrastra mis deseos perdidos,
donde el sol y la luna guardan todos los nidos.
Esta guajira es eco de un viejo amor,
un canto que perdura, un eterno clamor.
En el abrazo del alba, se disipa el pasado,
el rocío me envuelve, mi camino trazado.
Cada paso que doy es un baile sincero,
con resplandor en el alma, de un amor verdadero.
Así dejo atrás lo que ya no se siente,
la marea me lleva, mi ser está presente.
Y aunque el tiempo cambie, y la vida repita,
mi anhelo siempre vivo, en cada melodía.
Con el viento de la tarde siento la paz,
la guajira me abraza, en su suave compás.
En el horizonte, el sol se va a despedir,
pero el amor en mi pecho siempre va a existir.
Latin
Marea, guajira, rocío, anhelo, resplandor